viernes, 2 de abril de 2010

Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil 2010

DESDE LA CÁTEDRA UNESCO, CAPÍTULO VENEZUELA, NÚCLEO DE LA UPEL MIRANDA CELEBRAMOS ESTE MARAVILLOSO DÍA.
El 2 de abril se celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, tomando esta fecha por el aniversario del nacimiento de Hans Christian Andersen, uno de los autores que más ha fascinado y fascina a niños y no tan niños con sus relatos. Este año, el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil nos recibe con el lema “Un libro te espera, ¡búscalo!”.
Con este motivo en muchos lugares se llevan a cabo distintas celebraciones destinadas a promover la lectura entre los más pequeños, aunque este año el festejo se vea algo empañada por coincidir con la Semana Santa, [por lo que en UPEL, Siso Martínez convocaremos a la celebración conjunta con el Día del libro y del idioma -23 de abril y días subsiguientes]
Se trata de una celebración promovida por la Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY, International Board on Books for Young People), un colectivo sin ánimo de lucro compuesto por asociaciones y personas de todo el mundo comprometidas con la idea de propiciar el encuentro entre los libros y la infancia.
La Organización Española Para el Libro Infantil y Juvenil (OEPLI), ejerce la representación en España del IBBY, y este año ha tenido un papel fundamental en la presentación del Día Internacional, pues ha sido en España donde se ha creado el cartel conmemorativo (por Noemí Villamuza), el lema y el mensaje (por Eliacer Cansino),
La OEPLI se constituyó en 1982 e igualmente es una entidad sin ánimo de lucro que organiza, promueve y coordina actividades de promoción del libro infantil y la lectura. Está estructurada en cuatro secciones territoriales que corresponden a las cuatro lenguas oficiales.
Éstos son los objetivos de IBBY y de la OEPLI que impulsan el acceso a la lectura de los más pequeños:
• Promover el entendimiento internacional a través de los libros para niños y jóvenes
• Facilitar a los niños y jóvenes de todos los países oportunidades para acceder a los libros de calidad literaria y artística
• Favorecer la publicación y distribución de libros de calidad para niños y jóvenes, especialmente en los países en desarrollo
• Proporcionar apoyo y formación a quienes trabajan con niños y jóvenes y con los libros concebidos para ellos
• Estimular la investigación y la publicación de trabajos académicos en el campo de los libros para niños y jóvenes
Tal día como hoy, 2 de abril, el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil es sólo una excusa para recordarnos que la magia de los libros empieza a formar grandes lectores ya desde la infancia.
Eliacer Cansino escribió este Mensaje por el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil

Se aprende a jugar antes que a leer. Y a cantar. Los niños de mi tierra entonábamos esta
canción cuando aún ninguno sabíamos leer. Nos juntábamos en corro en la calle y, disputándonos las voces con los grillos del verano, cantábamos una y otra vez la impotencia del barquito que no sabía navegar.

A veces fabricábamos barquitos de papel y los poníamos en los charcos y los barquitos
se hundían sin conseguir alcanzar ninguna costa.

Yo también era un barco pequeño fondeado en las calles de mi barrio. Pasaba las tardes en una azotea mirando ocultarse el sol por el poniente, y barruntaba a lo lejos –no sabía aún si a lo lejos del espacio o a lo lejos del corazón– un mundo maravilloso que se extendía más allá de donde alcanzaba mi vista.

Detrás de unas cajas, en un armario de mi casa, también había un libro chiquito que no podía navegar porque nadie lo leía. Cuántas veces pasé por su vera sin darme cuenta de su existencia. El barco de papel, atascado en el barro; el libro solitario, oculto en el estante tras las cajas de cartón.

Un día, mi mano, buscando algo, tocó el lomo del libro. Si yo fuese libro lo contaría así:
“Un día la mano de un niño rozó mi cubierta y yo sentí que desplegaba mis velas y comenzaba a navegar.”

¡Qué sorpresa cuando por fin mis ojos tuvieron enfrente aquel objeto! Era un pequeño libro de pastas rojas y filigranas doradas. Lo abrí expectante como quien encuentra un cofre y ansía saber su contenido. Y no fue para menos. Nada más empezar a leer comprendí que la aventura estaba servida: la valentía del protagonista, los personajes bondadosos, los malvados, las ilustraciones con frases a pie de página que miraba una y otra vez, el peligro, las sorpresas…, todo, me transportó a un mundo apasionante y desconocido.

De esa manera descubrí que más allá de mi casa había un río, y que tras el río había un mar y que en el mar, esperando zarpar, había un barco. El primero al que subí se llamaba La Hispaniola, pero lo mismo hubiese dado que se llamase Nautilus, Rocinante, la nave de Simbad, la barcaza de Huckelberry…; todos ellos, por más que pase el tiempo, estarán siempre a la espera de que los ojos de un niño desplieguen sus velas y lo hagan zarpar.

Así que…no esperes más, alarga tu mano, toma un libro, ábrelo, lee: descubrirás, igual que en la canción de mi infancia, que no hay barco, por pequeño que sea, que en poco tiempo no aprenda a navegar.